domingo, 18 de mayo de 2014

Lost in redaction

  Llega un punto en la vida de una persona, en el que todo depende simplemente de uno. Ya no hay padres, ni que tiren de ti, ni que te frenen, no hay noche infinita antes del examen, no hay presión social dentro de tu grupo, no hay situaciones demasiado difíciles que justifiquen lo que no haces, pero tampoco grandes logros que prueben lo que haces. Estás solo en un universo de nada, y te toca decidir qué construir, cómo y POR QUÉ. Y te toca asumir que te vas a equivocar tomes el camino que tomes, vas a escuchar miles de telodijes, porquénomepreguntasteamís y algunos de esos desesperantes buenonopasanadas. Y sí, ese punto es un asco.

  Es un asco porque se te acabaron las excusas, porque ni tú mismo sabes qué narices pasa contigo. A tu alrededor todo marcha hacia adelante, y tú te encuentras bloqueado, confundido, avergonzado. Como cuando alguien comienza a explicarte las reglas de un juego complejo, y tú sabes que no estás entendiendo nada y vas a tener que escuchar la explicación una y otra vez. Es un asco porque tienes todas, absolutamente todas las herramientas externas para conseguir lo que quieras, y sin embargo aún no lo estás haciendo. Sientes una lucha interna insoportable, entre un tú que quiere ser alguien, llegar a la cima, alcanzar la felicidad, y un tú que busca cualquier distracción para quemar el tiempo, que piensa que mejor mañana, porque tampoco estás tan mal. Es un asco porque hay personas que nunca se darán el lujo de tener tu "problema", ya que están ocupados con temas serios, como tener algo con que darle de comer a sus hijos o liberarse del régimen esclavista de su país.



  En el caso de una conocida mía, ese punto le ha llegado aquí y ahora. Lleva una vida independiente que está bien, en un piso que no está mal, tiene una pareja aceptable y su situación familiar... ha peleado peores batallas. Tiene una carrera CASI terminada, con un casi que hace eco en cada rincón abandonado de la ciudad. Realiza trabajos que odia para ir tirando, pero lo soporta porque le ocupan poco tiempo. Y tiene un futuro predeterminado que muchos admirarían, pero a ella no le termina de convencer. Sabe que tiene amigos que la quieren, aunque siempre tiene esa sensación de que sus amistades no llegan al 100 %, de que no hace lo suficiente por ellos y que quizás sigan manteniendo la relación por costumbre. Procura zanjar las conversaciones sobre ella rápido, porque no tiene nada asombroso que decir al respecto, y no soporta ver las caras o emoticonos compasivos de sus allegados. Tiene sensaciones raras acerca del futuro. No es que le tenga miedo, sino tal vez un poco de aborrecimiento. No puede evitar soñar con días mejores, alucinantes, y a la vez esperarse una decepción, porque su yo interno que no la ve tan mal, sigue acaparando todo.

  Disfruta viendo series o películas, en las que la gente sólo vive la vida, hace el ridículo sin consecuencias, cumple con sus tareas por las mañanas desde bien temprano, porque por las tardes vivirá increíbles aventuras, que serán las que se grabarán. Porque nadie quiere ver a su protagonista favorito estudiando por largas horas o removiendo un arroz para el almuerzo. Ella se pregunta a veces, porqué no puede ser como esos personajes tan espontáneos, siempre con una respuesta creativa y que viven tantas coincidencias. Pero luego piensa... Ehh, sólo son personajes. Quizás ni siquiera los mismos actores son así de felices.

  No lo sé bien, pero creo que escribo esto como una especie de intervención para mi conocida. Espero que lo lea enseguida, que le ayude a ser sincera consigo misma y que se dé cuenta de que se trata de una situación patética, incluso triste, y lo más importante, de una situación INCOMPLETA. Incompleta y temporal, diría yo. Y sólo ella puede corregirla, mejorarla y cuando llegue al máximo, perpetuarla. Y ojalá que cuando llegue a ese máximo, a ese culmen de aceptación y superación, vuelva a leer esto y diga, "Sí, esa ERA yo". Que recuerde ese punto crítico con una mirada tierna de melancolía, pero entendiendo que salir de esa comodidad conformista y bochornosa era lo correcto, porque en ese momento, ella es francamente feliz.

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