jueves, 16 de enero de 2014

Caballer@s


El hombre da el primer paso para invitarte a salir... pasa a buscarte... te abre la puerta del coche... y paga en la primera cita... Y si no es así, que se olvide de una segunda cita, porque sólo los caballeros se la merecen. ¿De verdad tenemos esto tan arraigado en el cerebro? ¿De verdad tiene que pasar siempre el hombre por todas estas pruebas de fuego para poder llegar a algo más con la chica?

Yo nunca tuve una primera cita de esas que salen en las pelis americanas, no sé si alguien las tiene en realidad. Si algún día visito Estados Unidos, me voy a recorrer unos cuantos restaurantes para ver si de verdad hay tantas parejas de desconocidos sentado uno frente al otro (por cierto, me parece una falta de proyección total) a la luz de las velas, intentando rematar el comentario anterior con algo aún más creativo. Deben de dar bastante el cante, ¿no? Y tampoco me pasa nada si me muero sin tener una primera cita de ese estilo. Me parece muy anti-práctica. Quiero decir, estás comiendo... ¿No hay demasiados silencios incómodos? ¿O sigues contando tus hobbies más extravagantes y tus aspiraciones en la vida con la boca llena? Total, que no se cómo de emocionantes serán. Lo que sé es que no veo nada de malo en que la chica se lo proponga al chico, o en que paguen a medias, o que pague la chica! (Si es que de verdad, como está la economía y tirándome piedras a mi humilde tejadito...)

Y el tema de que te abra la puerta... no, no lo veo romántico. Me parece estupendo que me abran la puerta y me dejen pasar a mí primero, ¡alegra el día! ¿Pero por ser caballero?? A mí me ha abierto la puerta un vecino, una amiga, mi abuela, mi jefe, incluso alguna profe... Y es más, ¡yo a ellos! Quiero decir, que si lo haces por tener un detalle conmigo como ser humano ¡estupendo! Pero si lo haces porque tú tienes pene y yo soy una flooor delicada que se ha de proteger y mimar para que no se estropee... ¡colleja! Además... mi estropicio es latente, a quién vamos a engañar. Ya un poco en serio, creo que ahí es donde caballerosidad y machismo se solapan, y la verdad, que para tener que lidiar con ambos, mejor con ninguno. Y las chicas diréis... y ¿cómo sé si lo hace por amabilidad o por cumplir las reglas sociales de caballerosidad? Truquito: intentad devolverle el detalle. Si lo acepta sin alterarse, van las cosas por buen camino. Si se resiste... quizás tengas que comentar alguna cosa más en la cena además del año que te fuiste de mochilera a Camboya. Por cierto, hasta ahora me refería a la puerta de un inmueble. Pero me gustaría mencionar lo que comentó una profe de alemán en algún momento y me hizo mucha gracia, ¿qué narices haces mientras esperas a que te abran la puerta del coche?

Os propongo algo: vamos a ser todos caballeros cuando nos apetezca. Sí, ¡las mujeres también! Caballeras, para los lingüísticos fundamentalistas. Dar el primer paso no le quita a la mujer dignidad, ni dejar de darlo tampoco. Oh, esperad... a ver si encuentro un fragmento de Friends que me viene como "anillo al dedo":



Es más, ¡vamos a ser otras veces damas y damos también! ¿Por qué un hombre no puede recibir flores y bombones?¿Por qué no puede llorar? ¿Por qué no puede ser él el que tarde más en el baño para estar guapísimo para él mismo y para su pareja? Qué demonios, ¡que se pinte las uñas si quiere!

Y así, poco a poco, damas y damos, caballeros y caballeras, harían de este lugar un mundo más equitativo. Así dejaremos de necesitar la palabra caballerosidad porque se solaparía con la amabilidad, con la humanidad de cada uno. Venga bah... ya os dejo y me voy a seguir flipando off-line. Un besote a las lectoras y un abrazo a los lectores. Oh, wait...